jueves, 13 de septiembre de 2018

Algo muy importante: ¿Para qué le sirve a uno la fe? ¿Para qué le sirve a uno decantarse por Yeovah, sin dudas ni ambigüedades?
Entre tantas otras cosas convenientes:
-        Para que a uno le respeten su sexualidad natural legítima: la heterosexualidad. Quien se decanta por El Creador no tiene que practicar la homosexualidad, la bisexualidad, el bestialismo, el fetichismo sexual, la sodomía, ni tiene por qué dejarse “castigar” sexualmente, ni tiene por qué cambiar de sexo o dejar que le cambien el sexo a sus seres queridos.
-         Para no morir nunca de hambre o mengua. Los que estamos de parte de Yeovah ciertamente pasamos por muchas y dificilísimas pruebas de fe, incluyendo carencias temporales que nunca llegarán a empobrecer irremediablemente a los que tienen el coraje de decantarse por quien uno debe decantarse: por Yeovah. No hay que olvidar que estar de parte de Yeovah conlleva ulteriormente a una progresiva prosperidad tanto material como espiritual.
-        Para poder uno dedicarse a lo que quiera, siempre y cuando sea una ocupación legítima. Quienes estamos verdaderamente, sin dudas ni ambigüedades, de parte de El Creador, no tenemos que estar prostrados en una cama, sin necesidad, sin hacer nada; no tenemos que volvernos vagos maleantes.
-        Para sobrevivir a las catástrofes. Los que estamos de parte de Yeovah sobrevivimos a las catástrofes, lo que no pueden decir con certeza los que no están de parte de El Creador. En caso de una catástrofe, la salvación de cualquier persona se rige más o menos por un azar indescifrable. Los que estamos de parte de Yeovah, no; y está garantizado. ¿Jesucristo resucitó?
-        Para disfrutar de buena salud. Los que estamos de parte de Yeovah gozamos de buena salud, tanto física, como mental y espiritual. Los que estamos de parte de El Creador logramos poco a poco obtener un físico y unas condiciones físicas maravillosas. Por otro lado, disfrutamos de la mejor condición mental posible: la de los que no tememos a la muerte, la de los que sabemos de dónde venimos, qué hacemos aquí y adónde vamos. Por último, aprendemos a apreciar la vida en su plenitud: aprendemos a disfrutar de la creación y del talento verdadero en su esencia y en toda su magnitud estética, así como en el deleite legítimo.
-        Para obtener conocimientos y talentos maravillosos. Esto llega con la fe. Los que estamos de parte de Yeovah llegamos a desarrollar talentos y obtener conocimientos que de otra manera serían muy difíciles de obtener. No pretendo decir con esto que solo las personas de fe tienen talento y conocimientos del mundo, pero a los que tenemos fe se nos revelan conocimientos, y el debido entendimiento, de cosas que cada día nos vuelven más sabios y felices. Sin embargo, no es gratuito. Los que deseamos desarrollar talento y obtener conocimientos claves en la vida, practicamos muchísimos y buscamos muchísimo. Eso sí, la fe es una llave que abre puertas que más nada abre.
-        Para abrir puertas que más nada puede abrir. Por ejemplo, los que estamos realmente de parte de Yeovah no tenemos que robar, ni matar, ni engañar, ni estafar, ni practicar corruptelas, ni sobornar, ni sacrificar a nadie para lograr cosas. Eso sí, hay que ser paciente; pero las cosas, de que se dan, se dan.

-        Y por último, ¿Crees en la trascendencia del alma? Yo sí. El Mesías también.

miércoles, 2 de mayo de 2018


Una advertencia sobre un error que se comete mucho en el cristianismo

Hay un grave error que se comete en el cristianismo, y que desvía la verdadera adoración que se le debe al único que se debe adorar: a Yeovah.
Para empezar, no hay que olvidar el primer gran mandamiento del Mesías Jesucristo: ama a tu Creador. Si lo ordena el Mesías es por algo. A eso vino a este mundo, a dirigir la adoración hacia la verdadera divinidad.
Sin embargo, hay quienes consideran erróneamente que Jesucristo es el Creador, y como tal lo adoran. Comete un gravísimo error quien lo hace, pues es idolatría. No hay que olvidar que Jesucristo es el Mesías, el enviado, el hijo quien está ahora sentado a la diestra de Yeovah.
No hay que olvidar que Jesucristo dijo que las cosas del fin del mundo ocurrirían y que solo el Yeovah sabría cuando sería, que ni siquiera el Mesías lo sabría. Esto lo deslinda fehacientemente de considerarse el Creador. Por otro lado, cuando el Mesías dijo que “crean en mí” se refería a que creyeran en su mensaje y su obra, que dan testimonio de El Creador. Además, cuando dijo que quien lo haya visto ha visto a El Creador significa que quien se comporta como el Mesías se comporta como quiere Yeovah.
De todo corazón lo advierto, el Mesías sí es venerable, pues venció al mundo y a la muerte, lo que debemos hacer lo que tenemos fe, pero no es adorable pues la única divinidad adorable es El Creador y no una criatura, Jesús, aunque sea ésta la criatura predilecta de Yeovah.
Así que, ya lo sabes, quiere al Mesías por lo que hizo por todos nosotros, pero no lo adores, sino a Yeovah el padre, El Creador.

sábado, 20 de enero de 2018

Una advertencia sobre un fenómeno más común de lo que se piensa: El del “artista maldito”

No puedo desaprovechar la oportunidad para advertir sobre lo que le ocurre a ciertas personas incautas que arriesgan su suerte al tomar el camino equivocado para lograr “sus sueños”.
Esta entrada me la inspiró la película El Cantante, filme que trata sobre la vida del que fue un famosísimo y exitosísimo cantante de salsa: Héctor Lavoe, el gran referente de la Fania All Star y uno de los tantos que se pueden considerar “artistas malditos”.
Héctor Pérez de nacimiento, se le muere el hermano mayor a una aún joven edad para pronto después volverse en el famoso icono del fenómeno salsa. Después drogadicto empedernido -hasta se inyectaba heroína- y en plena cúspide de la fama, en unos pocos meses se le mueren la suegra a puñaladas, luego su padre y después su único hijo (accidentalmente de un disparo con un arma perteneciente al mismo Lavoe). Al poco tiempo contraería el sida, luego sobreviviría a una caída autodecidida desde un piso alto de un edificio y luego, no mucho después, muere aún joven por la enfermedad.
¿Qué tiene que mostrarnos la vida de Lavoe? Mucho. En primer lugar, Lavoe pertenecía a un culto demoníaco en el que se invocan y hacen sacrificios a demonios para pedir favores y “protección”. Fíjese el lector en el precio que le costó dichos favores y si en verdad estaba protegido.
¿Es el caso de Héctor Lavoe algo aislado? Para nada, y ahí es donde hay que advertir sobre ello. Estos casos son muy comunes en el mundo artístico. Tenemos ejemplos de ello desde otros tiempos, como los ejemplos de Gustavo Bécquer, Lord Byron y Federico García Lorca, poetas que tuvieron una vida licenciosa y desgraciada al mismo tiempo, y en nuestros días, casos como los del grupo de los 27, o grupo de artistas del mundo del rock, de vida licenciosa y desgraciada, que murieron a la edad de 27 años: Bon Scott, Brian Johnson, John Paul Jones, Kurt Cobain, Jim Morrison y Janis Joplin, entre otros. Igualmente, tenemos otros casos de vidas desgraciadas en el mundo del arte, cosa “normal”, como en los casos de Whitney Houston, Michael Jackson, Freddy Mercury, en Venezuela Cayayo Troconis, y un larguísimo etcétera. Incluso hay un caso de unos hermanos, los Wachowski, directores de películas, que estando incluso casados, “decidieron” ambos cambiarse el sexo por medios médicos. Hay que ver el discurso que dieron una vez cambiados de sexo para darse cuenta de si fue una decisión u otra cosa.
En definitiva, hay algo en el mundo del arte y la farándula que resulta pernicioso, que le desgracia la vida a gran parte de sus miembros. No somos investigadores para saberlo, pero sí podemos deducirlo: Lavoe, por ejemplo, cantaba una canción blasfema en la que decía que “Cómo lo escupieron, cómo lo empujaron, cómo lo maltrataron…es el Todopoderoso”, es decir, se comportaba como los que han tomado la decisión equivocada de ser famosos a cualquier precio, cuidado si por su alma.

p.s. No pretendemos recomendarte que te mantengas alejado del mundo del arte y la farándula, sino que te des a respetar y no cambies tu religión por fama y dinero pues lo vas a lamentar. De hecho, esto lo suelen advertir de una manera u otra muchos artistas caídos en la trampa. Por ejemplo, no vale la pena arriesgarse a caer en un submundillo en el que, como se advierte más o menos en la canción Hotel California del grupo The Eagles, “se entra de manera fácil, pero te es imposible salir”.