Una advertencia sobre un error que se comete mucho en el cristianismo
Hay un grave error que se comete en el cristianismo, y que desvía la
verdadera adoración que se le debe al único que se debe adorar: a Yeovah.
Para empezar, no hay que olvidar el primer gran mandamiento del Mesías
Jesucristo: ama a tu Creador. Si lo ordena el Mesías es por algo. A eso vino a
este mundo, a dirigir la adoración hacia la verdadera divinidad.
Sin embargo, hay quienes consideran erróneamente que Jesucristo es el
Creador, y como tal lo adoran. Comete un gravísimo error quien lo hace, pues es
idolatría. No hay que olvidar que Jesucristo es el Mesías, el enviado, el hijo
quien está ahora sentado a la diestra de Yeovah.
No hay que olvidar que Jesucristo dijo que las cosas del fin del mundo
ocurrirían y que solo el Yeovah sabría cuando sería, que ni siquiera el Mesías lo
sabría. Esto lo deslinda fehacientemente de considerarse el Creador. Por otro
lado, cuando el Mesías dijo que “crean en mí” se refería a que creyeran en su
mensaje y su obra, que dan testimonio de El Creador. Además, cuando dijo que
quien lo haya visto ha visto a El Creador significa que quien se comporta como
el Mesías se comporta como quiere Yeovah.
De todo corazón lo advierto, el Mesías sí es venerable, pues venció al
mundo y a la muerte, lo que debemos hacer lo que tenemos fe, pero no es
adorable pues la única divinidad adorable es El Creador y no una criatura,
Jesús, aunque sea ésta la criatura predilecta de Yeovah.
Así que, ya lo sabes, quiere al Mesías por lo que hizo por todos nosotros,
pero no lo adores, sino a Yeovah el padre, El Creador.